Tuesday, October 22, 2013

Legislativas del 27 de octubre de 2013


El próximo domingo 27 será la elección en serio de legisladores, las primarias de agosto parecen muy lejanas y el panorama que dejaron no ha cambiado mayormente. El peronismo, suficientemente abundante, casi un 70% del electorado, puede concurrir una vez más en dos fracciones, es tanto como si metieran a todos en su interna partidaria.
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En realidad, no es relevante si gana una u otra, porque continuará la misma corriente política instalada en el gobierno desde dos décadas, el reciclado de las mismas personas será inmediato (entre embajadores, ministros, secretarios y funcionarios políticos nacionales, provinciales y municipales; hasta legisladores electos de todo nivel que rápidamente pasarán a engrosar la fracción ganadora), por eso los discursos de campaña sólo se muestran opuestos en la superficie pero son coincidentes en proponerse como “futuro”, como si no tuvieran responsabilidad alguna no sólo con el pasado sino con el presente, y omiten, por ejemplo, cualquier mención y menos aún determinación sobre corrupción y malos desempeños en curso, en perjuicio del erario público y funciones administrativas del Estado.
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Opino que una vía de corrección sería que el otro 30% del electorado se unificara y lograra la conducción del país con otras ideas y con otras gentes, con una propuesta de gobierno a cumplir, ciertamente, y que no dependa del voluntarismo de las personas electas.
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Otra vía de corrección sería que el peronismo evolucionara hacia un verdadero partido político, con una plataforma de gobierno definida y deje de manifestarse siempre como la voluntad y la omnipotencia del presidente electo. Para que tal partido exista, y así cualquier partido político, es imprescindible institucionalizar la incompatibilidad entre cargos políticos y partidarios: los cargos políticos se aceptan previa renuncia a los cargos partidarios, en todo nivel. En un extremo, el presidente de la república no puede ser al mismo tiempo presidente de su partido; y en otro, el partido político no debe ser sólo máquina electoral y desaparecer cuando logra el gobierno, debe permanecer con toda su estructura en resguardo y garantía de su ideario y plataforma.
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Dos vías que, si bien deseables y posibles, parecen utópicas dentro de nuestra realidad vernácula. En el corto plazo, haría falta que ese otro 30% accione en algún sentido de complementación, y está claro que sus referentes no lo ignoran. De otra forma, con la percepción actual, parecería fácil escribir nuestra historia siguiente: cuatro años de massismo más cuatro años de reelección, y nueva apuesta de eternidad.
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21/10/13
Jorge B. Hoyos Ty.
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