La
convocatoria del 8 de agosto es de la mayor importancia, más allá de protestar
por una década de atropello a la
Argentina, por quienes soberbia y descaradamente le dicen “década ganada”; se trata de que el
oficialismo –kirchneristas más aliados- pierda la mayoría en el Congreso, que
usan para imponer y dar impunidad a sus despropósitos hegemónicos. Se trata de
defender y consolidar la
REPÚBICA, con el ejercicio pleno e independiente de sus TRES
PODERES.
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Las
elecciones del domingo 11 de agosto son de PRECANDIDATOS, sólo sirven para
definir los CANDIDATOS a legisladores (nacionales, provinciales y municipales)
con que cada “agrupación política” podrá participar en los comicios de octubre
donde sí serán electos los legisladores.
De todos
modos, en mi opinión, se asiste a un repetido circo que devalúa la democracia,
se empapelan las calles, se invaden privacidades por teléfonos y celulares, se
lleva la desvergüenza a extremos insoportables, tal como usar al Papa en la
campaña; y todo para seguir mintiendo sonrisas y promesas que a nadie le
preocupa cumplir después.
Sería ideal
votar el domingo 11 de agosto para fortalecer -hacia octubre- a un gran bloque
opositor, pero no es indispensable, lo que sí hace falta es reconocer y no
votar todo cuanto sea oficialista-K y sus aliados (aún los difíciles de
identificar), en niveles nacional, provincial y municipal, porque se trata de
recuperar la responsabilidad, la sensatez y la vergüenza en toda la república.
02/08/13
Jorge B.
Hoyos Ty.
ainda@netverk.com.ar